… mientras tanto, el Emperador-Cangrejo despliega sus patas por el interior de mi cuerpo, aferrándose a la carne y los tendones y los músculos del costado derecho, mi imaginación se pierde en el perfume de tu piel y en tu mirada, esa que me turba, me perturba, me masturba...
El Emperador-Cangrejo y yo mantenemos una relación compleja, al fin y al cabo es una de mis creaciones, lo más parecido a un Tulpa búdico, una entidad creada por poderes mentales o espirituales que tiene autonomía y voluntad propia. Pero mi Emperador-Cangrejo, mi Tulpa, nace de una emoción, de un conjunto de emociones que se resumen en una sola palabra: Odio. No la ausencia de amor, sino el puro sentimiento de Odio incluyendo la Rabia, la Impotencia, la ausencia de bondad…
Este Emperador-Cangrejo desconcierta a los oncólogos. ¡Y cómo no va a hacerlo!
Para empezar esta dividido en dos partes, una visible, de aspecto amenazador y colores que no invitan al optimismo y otra oculta entre los pliegues del pulmón derecho y que solo puedo visualizar bajo determinadas condiciones de luz y sonido.
La visible, el cuerpo del Emperador-Cangrejo, es como una máscara que se extiende desde el centro del pecho hasta más allá de los límites de la axila lo que dificulta enormemente el movimiento del brazo. Visualmente es una máscara de guerra de los griegos antiguos o la máscara de un ser extraterrestre sin demasiadas ganas de negociar o de conocer o aprender que se coloca en apaisado en el centro del pecho. La barbilla de la máscara, una bola carnosa recubierta de pequeños agujeros por los que el Emperador-Cangrejo respira y excreta una materia viscosa de color amarillo-violáceo, está en la axila a modo de centro de mando. Una nube de pequeñas bolas o escamas que proporcionan la apariencia de una cabellera ondeante al sol, se abre desde esta bola central hasta el centro del pecho. He logrado cierto grado de comunicación con el Emperador-Cangrejo, aún a un nivel extremadamente superficial, pero he logrado modificar su color o detener durante un breve período de tiempo, su avance. Pero yo no domino el lenguaje del Odio, no se los códigos del odio que han creado al Emperador-Cangrejo y no conozco a nadie que los domine a la perfección y, por lo tanto, la comunicación con él es más fluida.
¿No es una Emperatriz-Cangrejo? No. Solo el Odio es un estado brutal y puro, descarnado. Es masculino o, más exactamente, no puede ser femenino puesto que la naturaleza no conoce el odio más que como concepto, como idea y no como una realidad tangible. Del odio, de la ira, del deseo de venganza no nace nada que sea sano, benéfico. No hay vida en el Odio, solo desolación y vacío. Ese mismo vacío de Hiroshima, Nagasaki, Dresde, Gernika, ese odio que es pura destrucción, puro carcinoma gris que arrasa y destruye, que invade y destruye porque es absolutamente incapaz de hacer otra cosa. La racionalidad ha creado el Odio. Mi racionalidad, que es pura irracionalidad y fantasía delirante, ha creado al Emperador-Cangrejo...Y es por esto que solo yo, con la ayuda de fármacos no tóxicos o no demasiado tóxicos, me sienta verdaderamente capaz de destruir al tulpa que una mañana de ira creó…
¿Y la parte invisible, la que se esconde en el pulmón, la que el Emperador-Cangrejo trata de proteger con ese Sarcoma de Tejidos Blandos o Sarcoma de Blanco Satén…? Oh, amigos… También tengo que protegerlo de un ataque excesivo ya que podrían activarse los sistemas de protección del propio Emperador-Cangrejo y destruirlo todo, incluido a sí mismo. De ahí que renuncie de cualquier forma activa o pasiva a cualquier tipo de terapia que incluya algún grado de toxicidad… ¡No a la Quimioterapia, venga como venga la mano!¡Lo que tenga que ser, será!...
... pero mientras tanto, soñemos... parce que moi je rêve, moi je ne suis pas
[continuará...]